





En la fotografía se observa cómo las anteras (las estructuras florales que albergan los granos de polen) de una flor de Moricandia arvensis han crecido por encima de los pétalos y se han abierto longitudinalmente para exponer el polen e impregnar a los insectos que visiten la flor para alimentarse en ella. Si este proceso ocurre favorablemente, los insectos actuarán ayudando a la producción de semillas de las plantas. El éxito reproductivo de muchas de nuestras especies de flores depende fuertemente de la abundancia y diversidad de polinizadores que existan, y cualquier esfuerzo para conservar a estos insectos contribuirá en última instancia a la preservación de nuestra biodiversidad y a la mejora de nuestros frágiles ecosistemas.